La interacción social como objeto
de estudio fue descubierto recién con el surgimiento de la palabra Sociología;
sin embargo las prácticas sociales, la interacción entre seres humanos, estuvieron
presente en los orígenes mismos del hombre. Hasta ese entonces nadie se había
preocupado por la interacción de los hombres en determinados contextos.
Con el origen del hombre, según la Teoría Creacionista hay
una notable interacción de entre Adán y la divinidad; luego entre Adán y Eva, y
estos entran en interacción con la naturaleza; pero ya en sus inicios la
interacción entra en desequilibrio tras desobedecer las reglas que debería
mantener el orden social. Empieza el hombre el atentado contra la naturaleza
(comer su mejor fruto) y la interacción eco-sociabilidad empieza a poner al
hombre como amo. Del mismo modo la regla interactiva con la divinidad se
resquebraja, la relación se vuelve una
relación de poder en la que Dios es superior al hombre y a la mujer. Del mismo
modo establece el modo como debe interactuar hombre-mujer. La interacción
social del hombre y la mujer se resquebraja y las reglas demandan una
interacción tensa en la que el hombre guía, protege, manda, se impone. De ahí
en adelante la mayoría de interacciones que se establecen empiezan a
resquebrajarse y reconstruirse (pero se mantienen desiguales), tales como de
Caín y Abel.
Acorde a la Teoría Evolucionista la
interacción empieza con la unión del hombre con el hombre a través del trabajo.
Para Engels el papel del trabajo es decisivo. Con el trabajo el mono se
transforma en hombre. Estos empiezan a socializar a través de los gestos, luego
a través del lenguaje gutural, hasta producir los sonidos y las palabras. Pero
ya en este proceso de interacción permanente empieza a construirse un conjunto
de reglas, normas, estilos de vida, formas de alimentación. Se forma así el
clan que es “primera forma de vida social” (Girón, 2005, pág. 124) , justamente con estos
inicios de la humanidad surge el comunismo. En ese entonces todo lo que había
en la naturaleza les correspondía a todos (disfrutaban de manera conjunta,
común).
Hasta que el hombre al
organizarse en grupos mucho más grandes empezó a gestar necesidades, sentimientos
de tener un campo de cultivo, necesidad de tener los animales más hermosos. En Ambas
teorías se demuestra que empieza a tejerse lo que se ha denominado una
interacción ambiciosa (en la que predomina el interés por tener más). Esto llevó
justamente a las primeras formas de lucha del hombre por el hombre con el
surgimiento de la sociedad primitiva.
El comunismo o cosa común empieza
a tomar otros perfiles y dimensiones. Por un lado ciertos grupos empiezan a
acumular riquezas (mejores ganados, mejores frutos, mejores tierras), mientras
que otros siguen viviendo de los bienes comunes. Así nace la interacción
conflictiva entre los miembros de la sociedad.
Posteriormente esas ambiciones empiezan a incrementarse, la
interacción social se vuelve más compleja, entramos en un mundo donde empiezan
a aparecer los pobres (despojados de sus tierras a través de luchas) y los
ricos (acumuladores de riqueza). Se acentúa, entonces la lucha por la igualdad,
por el bien común. Es el origen del comunismo que es totalmente distinto al
socialismo. El comunismo se basa en querer la igualdad para todos (bien común) pero
no precisamente la abolición de la propiedad. Lo que se trata es de convivir, de
tal modo que haya siempre bienestar tanto para los pobres como para los ricos. “De
ese modo lo Gracos (dos siglo a. de J.C) no pedían la abolición de la propiedad” (Hamon, 2012, pág. 12)
El conflicto comunista empieza, entonces
en la lucha por la igualdad, por el acceso al bien común. De ese modo en Judea
en el siglo IX (a. de J.C) se presentan profetas que predican la igualdad
social. Jesús también se declara comunista, su parábolas giran en torno a ello:
parábola de los obreros de la hora undécima (San Mateo 20, 1 al 15 afirma que a
cada uno le corresponde según sus necesidades. Los discípulos de Jesús
escribieron su inconformidad con las desigualdades sociales y predicaban la
igualdad. Según (Hamon, 2012, pág. 15) en la epístola de San
Pablo a los tesalienses, III, 10 se afirma que el rico es un parásito. El que
no quiere trabajar no debe comer.
Tanto el comunismos como la
interacción social del hombre son tan antiguos y aún persisten, a pesar de la
práctica del individualismo (aunque este también es un asunto muy antiguo, lo
único que se ha complejizado más). Lo que es nuevo es el socialismo, éste surge
con la sociedad industrial, el socialismo “comenzó siendo cuerpo de pensamiento
opuesto al individualismo; su interés por desarrollar una crítica del capitalismo
vino después. Fue un impulso filosófico y ético surgido antes de Marx” (Giddens, 1999, pág. 13)
Sin embargo Marx por sus ideas
basadas en la igualdad de condiciones ha sido culpado para unos y encumbrado,
para otros, como el máximo ideólogo del comunismo. De ahí que cualquiera que hable de capital,
lucha de clases, igualdad social, fuerza de trabajo o proletario es calificada
de marxista, leninista, maoísta, rojo, castrista, zurdo, chavista, socialista, revolucionario,
terrorista.
Marx, en sus ideas, no
precisamente buscaron ese conflicto en las interacciones sociales. Porque la
misma Alemania, siendo tierra de nacimiento de Marx y los Judíos, siendo
parientes de él nunca aplicaron un socialismo como Rusia o Cuba. El contexto en
que vivían exigió una aplicación violenta del comunismo o socialismo
(confundido ambos términos desde aquel entonces).
Lenin observó y vivió de cerca el desempleo,
el hambre, la mano de obra barata en la industria, el escaso apoyo a los
agricultores; sin embargo no fue él precisamente quien inició la revolución
sino que aprovechó el contexto para aplicar las ideologías, ya que la Revolución
en sí se había desatado en el año 1905. Lenin “en el Segundo Congreso Soviet o
Consejo de Comisarios del Pueblo anunció algunas medidas como: nacionalizar
ferrocarriles, privar a la Iglesia de propiedades, proclamar la igualdad y
crear la República Socialista Soviética Federada de Rusia (RSFSR), todo ella
era una interpretación (según Lenin) del comunismo científico de Marx” (Martínez
& Menchaca, 2007) . Hasta ese entonces el socialismo o
comunismo científico ni siquiera contaba con un símbolo que lo identificara
como tal.
Pasada la revolución rusa se crea
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y se crea el símbolo que los
identificará como tales. Se toma la hoz que representa el instrumento del
agricultor y el martillo que representa el instrumento del obrero. Ambos símbolos,
junto a la ideología se han ido aplicando de modo distorsionado en diversos
contextos sociales.
China con Mao Tse-Tung a la
cabeza toma como única guía el pensamiento marxista-leninista y afirma: “La
fuerza núcleo que dirige nuestra causa es el Partido Comunista de China. La base
teórica que guía nuestro pensamiento es el marxismo-leninismo” (Tse-Tung, 1999, pág. 1) . De ese modo empieza
a tejer un conjunto de estrategias para hacer frente al ejército chino en favor
de la igualdad social que nunca llega. Para desarrollar el Partido Comunista
Plantea tres reglas básicas: Disciplina, autocrítica y unión hacia las masas. Su
máxima tarea, aunque aún no está resuelta del todo fue: “asegurar una vida
mejor al pueblo, trasformar el país atrasado en un país próspero, poderoso y
con elevado nivel cultural” (Tse-Tung, 1999, pág. 5) . Todo esto para
China trajo ciertas consecuencias buenas y malas.
En el caso de América Latina, el
proceso interactivo de los defensores del comunismo y de los practicantes del socialismo
se han divido entre muchas vertientes. En algunos casos han empezado a aplicar
ciertas ideologías basadas ya no en la teoría real sino más bien en la
prácticas de golpe, siguiendo la máxima de Mao: “hay que golpear. Esto es como
barrer el piso, por lo general, donde no llega la escoba, el polvo no se
desaparece solo” (Tse-Tung, 1999, pág. 10) . Las ideologías
fueron mal interpretadas y por otro lado fueron aprovechadas incluso en contra
del pueblo. Se convirtieron de ese modo en enemigos del pueblo como Sendero
Luminoso y el MRTA en el caso del Perú. En ellos no se observa más que la
aplicación equivoca de las ideologías, se toma colores, símbolos, expresiones
como un copia y pega traducido; pero esto es traducido de mala manera que se
degenera y pierde sentido (no abraza la causa popular). No siguen los
lineamientos a pesar de las advertencias: “Un partido revolucionario es el guía
de las masas, y cuando las descamina ninguna revolución puede triunfar” (Tse-Tung,
1999, pág. 13) .
Al contrario, los declarados marxistas, leninistas, maoístas se aprovechan de
las condiciones humildes del pueblo para llegar al poder, en ningún momento
buscan guiar; al contrario tratan es de pisar sobre los hombros del pueblo para
alcanzar las comodidades que ofrece el poder.
De ese modo la práctica comunista
se deforma terriblemente y pasa de ser un discurso en favor de los más
necesitados hacia un discurso violento,
asesino de los más humildes. Estas prácticas degenerativas establecieron una
relación conflictiva con la sociedad peruana, acrecentado la desigualdad, la
pobreza, el hambre e inocularon en las venas de cada ciudadano el pánico, la
desesperación, el dolor, el odio; contribuyeron a ampliar los brazos del
racismo, la exclusión, el clientelismo político (la gente al sentirse desprotegida
corre a los brazos del gobierno que le ofrece pan y circo). Todo ello generó
una percepción malévola en la población, de ahí que muchos saquen a relucir sus
odios e impotencias ante los candidatos considerados de izquierda.
La humanidad en su desarrollo
constante ha trasformado la interacción social, el comunismo a través de su
aplicación práctica (equivocada, distorsionada en muchos casos) ha
resquebrajado las relaciones sociales entre los individuos, los grupos sociales.
Bibliografía
Giddens, A. (1999). La tercer vía. Madrid,
España: Taurus.
Girón, A. (2005). En
la mesa con Darwin: evolución y revolución en el movimiento libertario de
España. Madrid, España: Ministerio de Educación y Ciencia.
Hamon, A. (2012). La
Revolución y la libertad a traves de los siglos. Lima: Santa Bárbara.
Martínez, H., &
Menchaca, F. (2007). Historia Universal Contemporánea. España: CENGAGE
Learning.
Tse-Tung, M. (1999). Citas
del presidente Mao Tse-Tung. Alemania: Movimiento Popular Perú de
Alemania.

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