Cuando los españoles llegaron al Perú, no fue fácil inculcar la Religión
Católica, a los indígenas. A menudo resultaba difícil penetrar en la mente y el
corazón de los indígenas. Los indígenas tenían creencias muy marcadas en cosas
que podían ver, tocar, temer, en otras palabras el dios de ellos era algo
material que podían constatar día a día y del cual dependían directamente. De
ese modo muchos adoraban al sol, la luna, la tierra. Los Penachís no fueron
ajenos a ello, el dios al cual adoraban fue RUPAY (el sol), luego los cerros, el
fuego (nina), el viento, los animales.
Para los españoles fue difícil implantar una religión, en la que Dios
era algo que no se podía ver, algo al cual se imaginaba que estaba en el más
allá, alguien extra natural y extra material. Los indígenas no aceptaron esas
ideas, los primero intentos se dan en el año 1537, año en que envían los
primeros clérigos por estas zonas andinas. Posteriormente a la muerte del indígena
principal de Penachí (Don LLacsa Kuntur) se impone como Cacique al Sr. Hernando
(bautizado con nombre español o simplemente hombre impuesto de otro lugar). Ya
para el año 1553 se envía hasta el pueblo matriz de Penachí a un cura de nombre
Pedro, el cual tenía mucha facilidad para aprender el quechua, con el quechua
como lengua evangelizadora fue un poco más fácil implantar el nuevo evangelio
en los indígenas Penachís.
Desde esas épocas se intenta implantar en varios pueblos de Piura un
intermediario de Dios, una imagen que lleve a pensar directamente en Dios, así
que los españoles empezaron a traer santos a diversos pueblos. Entre 1553 y
1568 se trae a Penachí, uno de los primeros santos del ande, San Mateo Apóstol
de Penachí, su imposición no fue fácil porque los indios que vivían
distribuidos en lo que hoy es Chóchope, Salas, Inkawasi, Kañaris, Sangana,
Penachí acudían a las citas de los españoles al pueblo de Penachí y era
complicado convocarlos. Muchos estaban en las montañas escondidos, aunque desde
Cañarís hasta Penachí había tan solo día y medio de camino, tomando la ruta de
Kañaris-Congona-Cueva Blanca-Mesacaga-Penachí.
Un día un indígena encontró un santo en los brazos de un higuerón, en el
lugar donde hoy está el Santo Patrón, éste fue invitado, al parecer por el cura
Pedro, a que acepte al nuevo dios; pero no fue posible porque los indígenas intentaron
hasta en tres oportunidades deshacerse del santo, lo llevaron a dejar a la
montaña y de nuevo regresaba al lugar. Así que en el año 1968 el Curaca Hernando
(máxima autoridad) convocó a los pueblos de Kañaris, Salas, Chóchope, Penachí,
Inkawasi, Sangana a trabajos comunitarios para construir la primera iglesia
matriz de los andes, se construyó una de las iglesias más grandes del ande
ubicado en el pueblo de Penachí. Hasta ahí llegaban todos los indígenas distribuidos
a lo largo de los andes. Desde Kañaris los indios llegaban pasándose la voz uno
tras otro, se dice que cuando había lluvias fuertes se apilaban como los
animales, se agrupaban debajo de las cuevas y los arboles ahí dormían porque
eran cholos resistentes a todo tipo de inclemencias. Así lograban llegar,
algunos luego de día y medio, otros luego de dos días, pero todos los brazos se
pusieron a construir la casa del nuevo dios y fue la iglesia matriz de los
pueblos de Kañaris, Penachí, Salas, Chóchope, Inkawasi, Sangana.
El primer santo, llegó entonces, para ser adorado por estos pueblos
andinos. Poco a poco se fueron sumando a esta religión los indígenas
distribuidos en todo el ande y empezaron a tejer mitos de milagro, en torno al
Santo Patrón de los Penachís. El campanario, llevaba una campana tan potente
que al ser golpeado llegaba a penetrar en la selva y resonaba hasta algunos
pueblos de Sangana, Kañaris, Inkawasi, Salas, Chóchope, desde ahí los indígenas
se pasaban la voz para ir a las faenas a trabajar por su pueblo.
En el año 1570, los pueblos de Pacora y Mórrope se suman a la
integración de la fe. Este año tras la ausencia de lluvias en la costa, dichos
pueblos sacaron en hombros al Patrón San Pedro de Mórrope y al Patrón San pablo
de Pacora y se marcharon hasta Penachí. Estando reunidos en la Iglesia junto al
Patrón San Mateo Apóstol, se celebró una gran misa, fruto de ello hubo grandes
lluvias que las aguas llegaron hasta la parte de Mórrope. Estos hechos
acrecentaron la fe en cada uno de los corazones indigenas.
Año 1572, es el año de la división de los pueblos. Don Francisco de
Toledo, Virrey del Perú, para tener más cerca la administración de los indios y
para que sea más fácil el cobro de tributos, decide reducirlos a ciertos
pueblos. De ese modo crea dos pueblos en las tierras de los Penachís, se crea
en la costa (o mejor dicho se reconoce como pueblo a Salas) y se reconoce más a
los andes al pueblo de Kañaris. Al partirse así la etnia Penachís en tres
pueblos diversos, a pesar de tener todavía la iglesia matriz y ser el centro de
feligresía, se debilita las acciones colectivas. Penachí pasa en los años
posteriores a ser dependencia de Salas, por ser un pueblo costero, más cercano
a la administración hispana, kañaris se reduce a un simple anexo al igual que
Penachí; sin embargo la fe en el Santo Patrón era muy grande por esos años.
Año 1578, un terrible fenómeno del niño afecta a todo el Perú, especialmente
a Lambayeque y Piura, ese año se cae la Iglesia Matriz de los Penachí, el
campanario fue enterrado, junto a otros santos y cosas antiguas. La primera
iglesia estaba ubicada, entre las casas de Don Simon De La Cruz Cruz y Pascual De La Cruz
Cruz. Las puertas estaban frente a la comisaría, lugar que era el convento. Ese
año el fenómeno arrasó con parte del trabajo de la integración andina. La
segunda Iglesia, la actual se construyó con el apoyo de Kañaris, Penachí,
Inkawasi y Salas fue un poco más pequeña, fue construida al parecer con menor
presencia de población, aunque el tamaño de sus adobes sigue siendo grandes.
Hasta 1951, algunos pueblos de Kañaris e Inkawasi apostaban todavía por
el techado de la Iglesia, porque año tras año lo cambiaban el techo de Ocsha,
todavía participaban los Penachís de Chiñama, Corral de Piedra, Colaya, Lasta;
todavía subían algunos de la Shita; pero eran escasos hombres y mujeres. 1951,
cuando se crean los distritos de Kañaris e Inkawasi partiendo definitivamente
al territorio de los Penachís en varios pedazos se visualizó el cambio de
techo, al no haber fuerza para trabajar unidos, se decide emplear el techado de
calamina.
Año 1999, 2001, 2002 se crean los centros poblados de Penachí, Colaya,
La Ramada, Kerguer y Tallapampa, los Penachís se reducen aún más, solo el nombre
Penachí se mantiene intacto, pero la festividad y la fe se ve orientado a otras
dimensiones con los cambios globales. El Primer Patrón andino queda relegado a
un plano de historia, mitos y olvido por muchos.
Año 2018-2050 se espera que se reconozca a Penachí como el centro
resurgente de una gran etnia andina, un pueblo con raíces preincaicas, incaicas
e hispanas que legaron a diversos pueblos su lengua, su vestimenta, sus costumbres,
sus tradiciones, sus mitos, su fe, su religión. El trabajo es arduo, pero
enorgullece ver que los hermanos en la raíz histórica sobreviven y se adecuan a
los cambios, ejemplo de ello es Kañaris e Inkawasi. Gracias a esos hermanos las
raíces se hicieron troncos, de los troncos nacieron las flores más bellas y
esperamos que los frutos se cristalicen en desarrollo de cada uno de los
pueblos del ande.
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