jueves, 21 de julio de 2016

Miopía Política e integración cultural andina


La miopía política es entendida como la cortedad de visión con la que un gobernante desenvuelve su gestión. Precisamente eso es lo que predomina en la mayoría de gobernantes de América Latina y del Perú. Parte de esa miopía política es la limitada importancia que le brindan al aspecto cultural.
La herencia española sobre la división geográfica y reducción de porciones de tierra a pequeños espacios con denominaciones arbitrarias parece haber reducido con ello el cerebro de algunos que llegan al poder de la municipalidad delegada, distrital, provincial; del gobierno regional o nacional.
En Lambayeque andino por años pre-inca se mantuvieron unido los pueblos de Kañarís, Penachí e Incahuasi. La base social, económica y política era de cooperación, unión y trabajo colectivo. Por ello es que estos pueblos hermanados crecieron y resistieron a todo tipo de influencia desde Chavín, Moche, Wari, Chimú, Sipán, Sicán; Incas y españoles.
Los españoles dividieron a estos pueblos y los desmembraron culturalmente. En la República de han nacido los distritos. Los distritos como expresión  de la burocracia. Si antes trabajan por amor al pueblo ahora lo harían por amor al presupuesto. En los centros poblados los alcaldes sueñan con tener un sueldo de 500 a 1000 soles. Desmembrados y burocratizados los pueblos, llevan a sus sillones gubernamentales, a miopes políticos que no consideran esencial fortalecer la integración cultural.
Penachí, Kañarís, Inkawasi hasta ahora viven integrados culturalmente a través de las fiestas y cotidianamente conviven con la música, la vestimenta, el intercambio comercial. En casi todos los pueblos del ande suena fuerte la cashua y el huayno de Gladys Aurora, El Viajero de los Andes, La Norteñita de los Andes, Perlita de los Andes, Florcita de Kañarís, La Encantadora Florestrella de Penachí, entre otros. El huayno y cashua se baila hasta en Lambayeque, Lima, Motúpe, Chiclayo en las pequeñas colonias que emanan de estos pueblos andinos.
En Lambayeque en cada baile, nos reunimos,  entre miembros de estos lugares, universitarios, obreros, campesinos, taxistas y bailamos la Cashua y el huayno. En ella incluso compartimos el poncho con entusiasmo. La vestimenta entonces juega un rol esencial en la identidad de estos pueblos y recordamos con nostalgia los andes de Pampaverde, Huaratara, Tallapampa, Murujaga, Chiñama, Kerguer, Hualanga, Yaque, Incahuasi, Kañarís y tantos pueblo más. Del mismo modo el intercambio económico es muy fuerte Kerguer, Yaque, Hualanga y La Ramada proporcionan las frutas; Pampaverde, Ayahuil, Murujaga, Succhapampa, Penachí brindan el cañazo y la chancaca; mientras que de Incahuasi se trae el trigo, la oca, la papa, el olluco y otros productos. Lo mismo sucede con Colaya, Huallabamba, Chiñama y Kañarís en general.

Esto no se ha visualizado, por años, como tal por la miopía política de nuestros gobernantes.  Ojalá que Cesar Martans Manayay Lucero de Incahuasi, Horacio De La Cruz Silva de Salas y José Gaspar Lucero de Kañarís traten de integrar y vincular los puntos comunes de estas tierras. La integración cultural existe solo es cuestión de fortalecerla y a partir de ahí empezar el desarrollo turístico, agrario, social y con ello el desarrollo económico. El ciclo de desarrollo debe ser parte de esta integración cultural existente. 

sábado, 2 de julio de 2016

PENACHÍ PRE-INCAICO

Penachí es uno de los pueblos que mejor practicó la convivencia con los otros pueblos a lo largo de su existencia. Penachí desde sus orígenes ha sabido convivir con las grandes culturas del Perú. Esta gran etnia se inicia paralelo a las grandes culturas como Chavín y coexisten armónicamente con los Moche, Wari, Chimú, Sicán.  Convive con ellas y recoge ciertos elementos culturales, sociales y organizacionales. Según los documentos históricos PENACHÍ surge en el año 800 a.J.C.


 Fotografías comparativas entre petroglifos de Penachí, Chavín y Wari 


Antes de la llegada de Jesucristo, Penachí ya era una cultura que se desarrolla en el norte de lo que hoy es el Perú. Con los chavines convivieron en muchos aspectos y desarrollaron una organización social estable, armónica, solidaria. Los Penachís desplegaron sus propias manifestaciones culturales, los vestigios grabados en piedra son muestra de esa existencia. Penachí a posteriori fue considerado como “grupos guerreros”, pero también serían traducidos como los “que son curanderos”.

Penachí, nombre impuesto, equivocadamente por los españoles, proviene de pinachij, una palabra compuesta en el quechua y aymara, ésta tiene la raíz pi=pin= quien o quienes y achij= curanderos. No hay nada insignificante en ello, porque precisamente por años han mantenido las prácticas de curanderismo y hasta hoy persiste esta práctica en cualquier ciudadano común de  Penachí, Incahuasi, Cañaris, Salas, Colaya, La Ramada, Kerguer y otros lugares.

Penachí como tal intercambió un conjunto de saberes con los chavines, quienes se expedían rápidamente llegando hasta Cajamarca; no obstante los Penachís habrían resistido a ello y habrían optado por cohabitar respetando y haciendo que se respeten las expresiones culturales. Penachí, para entonces, ya tenía dominio de grandes espacios geográficos. De los Chavines aprendieron a grabar sus piedras, lo hicieron con marcadas diferencias.

Con la sociedad Moche la convivencia se vuelve mucho más armónica y rica, pues en ese período del siglo I y siglo VIII, después de Jesucristo los Penachís perfeccionaron sus tejidos (labrados, tintes, colores naturales, uso de algodón). Los Penachís antes de Jesucristo probablemente pintaban sus tejidos con frutos de Antanca. La antanca es uno de los árboles propios de los andes, el cual es utilizado hasta ahora de manera esporádica por algunos pobladores para pintar los tejidos, la lana blanca y otros. El fruto del antanca es aprovechado y la pintura es indeleble. A ello se sumaba también la pintura naranja que brinda el shampo y otros árboles que poco a poco se van extinguiendo. La relación armónica con los moches se basaba en el intercambio de agua por algodón. De este modo los pueblos moches como Morrup o Morrope y Jayanca daban a los penachís algodón para sus tejidos y ellos a cambio les brindaban el agua de los ríos que se ubican en las cumbres de Cañaris, Incahuasi, Penachí y Colaya.

Más adelante conviven con los Wari, por tener cercanía y un dominio exclusivo hasta Huiracochapampa (Huamachuco, La Libertad); mientras que los Penachís tenían influencia hasta Ferreñafe. En el año 700 y 1100 d. J.C los Penachís, ya serían reconocidos como PENACHIJ por el arte de curar. Con los Wari probablemente intercambiaron algunos rituales de curanderismo, al igual que lo hicieron con los miembros de las tribus de Huarmaca, Huancabamba y Guambos. En Conchapata, Ayacucho, lugar de influencia Wari se practica aún los rituales de curanderismo en base a los alucinógenos como el san Pedro.

Con los Chimús la relación es mucho más sólida a pesar que, estos últimos, en el año 1370, conquistan Jayanca. La relación con Jayanca se vuelve más dinámica y Penachí a través de ese pueblo empieza a convivir con la Gran Cultura Chimú. Los Penachís mantenían esa relación estratégica de intercambio de productos por el agua. Este intercambio se va a mantener a lo largo de los años.

La Relación con la Cultura Sicán y Sipán es una relación más bien de protección y defensa hacia los aliados. En los años de formación de Sicán, los Penachís serían los mejores aliados de esta cultura de habla Muchick. Pues en ese contexto los Penachís, dueños de algunas tierras de Ferreñafe y Jayanca se convierten en aguerridos defensores de las riquezas que hay en esas tierras. Es probable que el Señor de SICÁN tuviera conversaciones cotidianas y una gran amistad con el Señor de los PENACHÍS, porque los Penachís defendían asiduamente a la cultura Sicán. Penachí se convierte en un defensor de Sicán ante la invasión indígena.

Cuando los incas del Cuzco quieren extender su imperio hacia las tierras de Sicán y Sipán, los Penachís emprenden duras batallas en su defensa. Las Grandes Luchas se dan especialmente en las gestiones de expansión más grande del IMPERIO INCAICO. La primera lucha fue contra PACHACUTEC, en defensa de los chimú, sus aliados anteriores. Después la lucha se da contra Topa Ingayupangui. Las luchas de los Penachís contra Topa Ingayupangui  serían en las pampas de Jayanca. La sólida alianza llevó a los penachís a luchar en favor de los Chimú, sin embargo el cacique de Jayanca fue detenido y llevado al Cuzco; algunos capitanes enviados por el Gran Señor de los Penachís, también fueron asesinados por la furia de los Incas del Cuzco.

La Tercera Guerra de los Penachís contra los indígenas del Cuzco es contra Huayna Cápac. El escenario de la nueva lucha es FERREÑAFE. Los indígenas de Penachí, distribuidos y desmembrados luego en Cañaris, Incahuasi, Salas, parte alta de Motúpe, Jayanca y Ferreñafe, Chóchope y otros habrían salido al frente de los indígenas del cuzco para defender las tierras, el oro, la plata de Ferreñafe. Según Cabello de Balboa el Inca se hospedó en Tambo Real (Batangrande); pero la resistencia de los naturales de Penachí, comandados por el Señor de Penachí impidió que los incas profanaran sus tumbas y se llevaran sus tesoros. Años más tarde,  en uno de los escenarios de lucha se fundó el pueblo de Firruñaf, lo que hoy es FERREÑAFE.












Penachí, etnia pura sobrevivió todos los avatares de la historia del Perú con luchas y contraluchas; con ausencias y persistencias; con entusiasmo y desesperación; con energía y  reducción; con minimizaciones y ensalzamientos. Ha sobrevivido, esta GRAN CULTURA por muchos siglos unidos bajo un solo puño. Los españoles le hicieron el daño más grande al partirlos en Cañaris, Incawasi, Salas; luego en Chóchope y otros pueblos. Sin embargo aún siguen vigentes sus rasgos culturales (vestimenta, costumbres, mitos, leyendas, festividades, tradiciones) y sus vestigios materiales (petroglifos, cavernas, tumbas).


Penachí ha alumbrado cuatro distritos en el Departamento de Lambayeque. Penachí es la matriz histórica, cultural, costumbrista, étnica, social y organizacional de Cañarís, Incawasi, Salas y posteriormente de Chóchope. Dos de sus ramas culturales radican en la Provincia de Ferreñafe y dos en la Provincia de Lambayeque. 

viernes, 1 de julio de 2016

LLACSAKUNTUR: ¿DIOS O CACIQUE DE LOS PENACHÍS?


Penachí preincaico fue una de las grandes culturas. Se nutrió culturalmente a través de la convivencia con los Chavín, Wari, Moche, Sipán, Inca, España. Su existencia se remonta al inicio mismo de la vida en América. Penachí fue una de las grandes culturas que gobernó los territorios de Ferreñafe, parte alta de Jayanca, Chóchope, Salas, Cañaris e Incahuasi. Culturalmente fue una de las etnias  (Sevilla, 2011) que ha sobrevivido a los años y guarda aun sus expresiones culturales (idioma, vestimenta, costumbres, narraciones) dispersas en los diversos distritos andinos.
El nombre de Penachí fue impuesto por los españoles a través de una confusión en el año 1535, sus primeros contactos con los españoles fue en el año 1531 en la Ciudad de San Miguel de Tangarará, primera ciudad fundada por los europeos. Encargan la responsabilidad y le extienden cédula de reconocimiento como cacique a un poblador llamado Penachí; después se descubre que éste no era realmente el Cacique principal de estos pueblos. Se le consultó de nuevo al natural llamado Penachí por su representante principal y éste habría dicho que se llamaba llacsa-kuntur (laxacundo).
No puede haberse llamdo laxacundo, ya que el Inca Garcilazo de la Vega y el Dr. José Dionisio Anchorena, destacan que en el idioma Inca, el alfabeto constaba de las consonantes simples “c, ch, h, k, ll, m, n, ñ, p, q, r, s, t, y” y de las compuestas “cc, chh, kh, ph, pp, qq, sh, ss, th, tt” y carece de las consonantes b, d, f, g, j, l, v, x y z” (Anchorena, 1874, pág. 2).
Basado en estas ideas se puede plantear la hipótesis de que el personaje pronunció su nombre como Llacsa-kuntur. Estas dos palabras al ser analizadas responden a la influencia de dos culturas fundamentales: Chavín y Wari. De ese modo el pueblo de Penachí sería traducido como el dios andino o dios Cóndor. Esto se fundamenta en la presencia del dios Llacsa Wari, al cual rendían homenaje los miembros del Pueblo de Santo Domingo de Paria, en la Provincia de Asunción Áncash. Otra evidencia de ello es que los analistas e investigadores coinciden en que el idioma que se habla en Cañaris, Incawasi y parte de Penachí tiene similitud con el quechua de Huancavelica, e incluso encontramos, en Huancavelica, en el 2016 una cartilla para promover la interculturalidad en la escuela, basada en el quechua de Cañaris e Incahuasi. Esto es clave, en tanto huancavelicas y llacsa-palancas en la época preinca fueron lugares correspondientes a la Cultura Wari.
Por otro lado el gran cerro de Yanahuanca y Mishahuanca, según expresiones de los antiguos pobladores era un paraje de cóndores. En estos lugares habitan los cóndores y se podía visualizar a simple vista. Este término tiene relación con kuntur wasi (casa del cóndor) la cultura pre inca Chavín, ubicada precisamente en San pablo, Cajamarca y que data del periodo formativo inferior de los chavines.
La traducción de los españoles habría llevado a escribir el nombre como LAXACUNDO, cuando en realidad, desde la perspectiva quechua y con los elementos analizados debió ser LLACSAKUNTOR.  
Traducido desde varias dimensiones e influencias LLACSAKUNTUR sería el principal cacique de los Penachís, anterior a la llegada de los españoles o posiblemente haya sido la referencia hacia el dios principal que ellos adoraban. Llacsa en Ancash es asociado  al sol y los Penachís preincaicos eran muy creyentes del sol, la luna, los cerros, el agua, el viento. Hay muchas narraciones sobre ello. Recordemos que la comunicación entre españoles y nativos no era muy fluida por el idioma en el que se hablaba.
Referencias principales:
Anchorena, J. D. (1874). Gramática Quechua o Idioma del Imperio de los Incas. Lima: Congreso Nacional de la República del Perú.

Sevilla, J. (2011). La etnia de los Penachies en Lambayeque. Chiclayo, Perú: Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.